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Maitencillo


Maintencillo no estaba en mis planes aquel día, ni habíamos pensado pasar por allí en nuestro recorrido; sin embargo, aquella mañana en que Enrique pasó a buscarnos en su camioneta al barrio privado de Con Con, donde nos estábamos quedando mi esposo y yo, no imaginé que más tarde conocería este bello lugar.

La idea principal de ese día era visitar Quilpué y luego pasar el resto del día en casa de Enrique y Pilar en su bella casa con un gran terreno, donde tenían un hermoso caballo y cinco perros policías. Con Pili y el niño recorrimos todo el terreno, yo en busca de flores para fotografiar y si bien en principio yo también cargaba una pistola de agua para alejar a los perros y poder caminar sin problemas, finalmente opté por hacer de Pili mi guardaespalda entregándole la pistola para que pudiera ella correrlos mientras  yo tomaba fotos, fue muy divertido ver a Pili disparando a dúo, pasé un día fantástico.

En fin, el tema es que almorzamos una rica comida allí y luego cuando a nuestros esposos se les empezaron a cerrar los ojos de sueño pensamos en salir a dar una vuelta, claro que ellos no quisieron ir. Así que nosotras salimos con el niño, quien a poco camino andado se durmió, charlamos todo el camino y aprendí mucho de Chile con Pili, de repente apareció un cartel con dos opciones y me preguntó cual quería tomar, yo que no tenía idea escogí sin saber Maitencillo y hete aquí la maravilla que encontramos.

Me gustaron los techos de las casas que estaban frente a la costa, parecían recién salidas de las peluquería. Tuvimos un hermoso atardecer y lo disfrutamos, luego volvimos y paramos para comprar pan caliente en un aislado lugar del cual ya encontraré la foto.

Supe después que el supuesto cercano lugar, estaba a unos 100 kilómetros, los cuales con la charla amena que teníamos ni siquiera notamos que nos fuimos tan lejos.

Gracias Pili, por esa hermosa aventura!

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